Si eres árbitra, te mandan a fregar;
Si eres árbitro, te llaman “hijo de puta”;
Si eres negro, te llaman “mono” y te abuchean;
Si eres bajito, te llaman “enano de mierda”;
Si eres del gran rival, te arrojan objetos;
Si abandonaste el equipo, te desean la muerte;
Si en el pasado te equivocaste, te lo recuerdan;
Si eres entrenador, y tu homónimo rival te agrede,
lo celebran con pancartas;
Si caes mal, te silban en cada estadio;
Si defiendes el nacionalismo patrio, inundas el
estadio de banderas;
Si eres ultra, colocas esvásticas;
Si sucede cualquiera de las cosas anteriores, la
sociedad lo recrimina,
pero en privado, hipócrita y cobarde,
y se sigue jugando.
Pero si te fotografías con militares radicales,
eres un patriota;
Si mostraste símbolos fascistas, es tu libertad de
expresión;
Si muestras con orgullo un arma de fuego, es tu
opción contra la guerra;
Si te lo recuerdan, eres un mártir.
Si te lo recuerdan en el estadio, ellos son unos
malvados;
Si eres ese “puto nazi”, la sociedad recrimina al
grupo que te lo canta;
Abiertamente, valiente, también hipócrita;
Y se deja de jugar.
Bien dicho/escrito.
ResponderEliminarTe has dejado en el tintero cuando a Raúl, para insultarle, le llamaban «Raúla» o cuando llaman puta a Shakira por ser la pareja de quien es. En fin... el fútbol es un deporte de «señoros».