domingo, 14 de septiembre de 2014

UNIFORMES DE PAYASO

    Veo las imágenes del partido FC Barcelona-Athlétic Club, jugado el 13 de septiembre en el Camp Nou, dos días después de la Diada, y me da la sensación de que han salido al campo veintidós jugadores vestidos de payasos.  Por si no fuera suficiente que algunos equipos vistan de color rosa, con lunares o que utilicen un uniforme nuevo de color diferente cada temporada, encontramos al Barcelona vistiendo la camiseta con la bandera catalana en un partido que disputa en casa.  Y el Athlétic, en solidaridad, utiliza el uniforme con los colores de la bandera vasca.  Aquello parecía un partido entre las selecciones de Cataluña y Eukal Herría, más que un partido de Liga entre dos equipos serios.

                Llama la atención que un jugador sea sancionado cuando se levanta la camiseta para mostrar un mensaje en solidaridad con un compañero o con un colectivo y que, en cambio, se permita que esta politización sí pueda ser utilizada en un campo de fútbol y mucho más visible a los ojos de todo el planeta.

                Sabida es mi admiración por ambos clubes.  Tal afinidad es consecuencia del carácter social de que ambas entidades hacen gala.  Hay quien sostiene que sus actuaciones son políticas y yo me pregunto qué no lo es y si acaso eso es tan malo.  Realmente, tanto FC Barcelona como Athlétic Club son entidades con carácter político porque enlazan un carácter deportivo, con señas de identidad muy definidas, con la ciudadanía de sus respectivos territorios, generando una fuerza que identifica población, territorio, historia y cultura con los valores del club.  También es de todos conocido que el Athlétic solo cuenta con jugadores euskaldunes o formados en canteras de cualquier territorio de lengua vasca, preferentemente la propia, así como que el FC Barcelona es el sello de la actividad deportiva en la provincia, generando posibilidades en gran multitud de deportes, en los cuales el club tiene sección.  La gente de la casa es también mayoritaria y la formación en los valores propios es la clave del éxito de los diferentes equipos del club.

                Sin embargo, la cuestión de las equipaciones trasciende el carácter social y la identidad con los valores propios, traspasando el marco de lo político para transformarlo en “politizante”.  Y eso no es ético y sí, en cambio, una muestra de cómo la desmesura del órdago independentista pretende hacerse ver y oír, tanto como su presencia pierde fuerza en la propia sociedad catalana.