lunes, 24 de noviembre de 2014

STOP DESAHUCIOS: EL RAYO VALLECANO COMO EJEMPLO CIUDADANO

             La ayuda humanitaria tiene distintas maneras de hacerse efectiva.  Muchas personas quieren hacer algo por los demás y acuden a la caridad, una ayuda desinteresada pero puntual, que no permite alcanzar objetivos a largo plazo.  El gesto es bueno pero nunca sabremos qué sucederá con esa ayuda solidaria puntual.  Lo curioso en nuestro país es que este tipo de ayuda humanitaria está bastante extendida, lo que nos convierte en uno de los primeros países del mundo en materia de caridad.  Es la práctica habitual en los “telemaratones” de Navidad, las galas “Inocente Inocente” o la publicidad ante graves desastres humanos.  El español es de lágrima fácil y se vuelca pero no se arriesga en proyectos más importantes, a largo plazo.  En ese aspecto, nos encontramos a la cola entre todos los países de la OCDE.
                Otros aportan grandes cantidades de dinero mediante la creación de importantes asociaciones, no siempre fiables debido a sus importantes desgravaciones fiscales y al dinero que puede quedarse en infraestructuras propias y una siempre dudosa participación de sus dirigentes.  Otros casos, como los famosos, iconos del mundo del glamour internacional, realmente ofrecen su imagen y poco más.  No es común verles allá donde aparentemente envían su dinero, también pueden ser sospechosos y utilizan su imagen para reforzarse aunque no sepan qué sucede con las organizaciones con las que colaboran.  Lo mismo ocurre con las fundaciones de algunos clubes, que sirven como tapadera para obtener beneficios fiscales y aumentar su presencia en determinados países, aquellos en los que puede seguir obteniendo más beneficios (como en América Latina o los países asiáticos más ricos), pero no se les ve donde verdaderamente hacen falta (África Negra, sudeste asiático o mundo musulmán no perteneciente al Golfo Pérsico).
                La ayuda humanitaria tiene un verdadero gran valor cuando actúa en alguna de estas dos direcciones: en primer lugar, la cooperación al desarrollo.  Es un paso adelante porque  no se trata de regalar sino de construir, no es dar pescado sino una caña y enseñar a pescar, no es caridad sino cooperación, no es aporte sino desarrollo.  Estas personas generalmente acuden a los lugares más desfavorecidos para intentar acceder al agua potable, mediante la construcción de pozos, a la educación, mediante la construcción de escuelas, a la sanidad, mediante la construcción de hospitales, y a la dignidad, mediante la construcción de viviendas con todos los servicios básicos.  Es el caso de la ONG Deporte y Arte Solidario, presidida por el Doctor Pablo Bohórquez, que trabaja en el Chad a partir de las aportaciones obtenidas por las jornadas realizadas en colegios e institutos, mercadillos y huertos solidarios o vinculación del mundo del deporte (como es el caso de la Federación Española de Baloncesto, gracias al enlace con Jorge Garbajosa) con la tarea humanitaria.
                La segunda dirección es la labor social que vincula casos concretos pero dramáticos dentro del entorno cercano con la colaboración personal.  Mientras ciertos clubes se enorgullecen de sus fundaciones autocomplacientes, el Rayo Vallecano de Madrid ha dado un magnífico ejemplo al ofrecer su colaboración en dos conflictos sucesivos recientes.  La semana pasada, el Club Deportivo Aviación vio cómo las excavadoras acababan con el campo de fútbol en el que entrenaban y jugaban desde hacía medio siglo,  el Pedro Vives.  Se ha tratado de un desahucio puesto que este campo se encuentra en la Colonia de la Aviación, en la que se ofrecieron viviendas a bajo precio a trabajadores del Ejército del Aire.  Hoy, las condiciones han cambiado y el club se ha visto en esta dramática situación.  Sin campo para entrenar y jugar, el Rayo Vallecano ofreció su Ciudad Deportiva para poder continuar la temporada con normalidad.  Aunque finalmente, el club está utilizando los campos federativos Ernesto Cotorruelo, que se encuentran en Carabanchel, bastante más cerca de su sede, el gesto ha sido de agradecer.
                Esta semana se ha producido el segundo acto relevante y bastante más mediático: cito textualmente la información ofrecida por el Diario El País en su página 26 del pasado domingo 23 de noviembre de 2014: “El Rayo Vallecano pagará el alquiler de una vivienda a Carmen Martínez Ayuso, a mujer de 85 años desahuciada el viernes de su piso en el número 10 de la calle Sierra de Palomeras en el barrio madrileño de Vallecas.  Lo hará durante el resto de su vida, según anunció ayer el club de fútbol.  Así lo confirmó ayer su entrenador, Paco Jémez: “Nosotros no os vamos a quedar parados, vamos a ayudar a esa señora.  No solo yo, sino el cuerpo técnico y los jugadores.  Dentro de nuestras posibilidades vamos a ayudarle y a echarle una mano para que encuentre un sitio para que pueda vivir dignamente y no se sienta sola” […].
                Al conocerse la situación de Carmen, una ola de solidaridad invadió, sobre todo, las redes sociales.  La mujer se vio forzada a abandonar su vivienda, en la que había vivido durante cinco décadas, porque su hijo único, Luis Jiménez Martínez, la utilizó como aval para un préstamo de 40.000 euros que le hizo un particular, Francisco M., en 2010.  La deuda supera ahora los 70.000 euros y el acreedor se ha negado durante el último mes a aceptar un alquiler social para Carmen […].
                “Estoy muy orgulloso de poder echar una mano.  Me gustaría ayudar a más gente, pero esto es imposible.  En esta situación, en particular, porque es una señora del barrio.  Nosotros, como club, no podemos pasar la oportunidad de ayudar.  Que no se preocupe ni ella ni la familia porque vamos a hacer todo lo posible”, añadió el técnico.  Jémez relató cómo desde el primer momento todos quisieron echar una mano.  “Hablé con el presidente, con los jugadores.  Lo que esté dentro de nuestras posibilidades, lo haremos”, apuntó”.
                Los equipos se fortalecen gracias a muchos elementos: a veces influyen los resultados, otras veces la táctica.  Paco Jémez ha hecho un equipo robusto que se tiene que rehacer cada año para volver a crecer gracias al entendimiento común en torno a unas ideas (de las que ya hablaremos) y a una particular idiosincrasia deportiva que vincula el obrerismo vallecano-carabanchelero con un club tan modesto como superviviente.