Ahora que la
temporada está recién empezada estamos ante un momento de ilusiones. Cada chico tiene las suyas, cada entrenador
también. Algunos quieren jugar más minutos
que el año pasado y ser titulares, otros jugar mejor, los hay que quieren
aprender, también quien quiere ganar la liga.
Todas las ilusiones son lícitas porque el fútbol forma parte del mundo
de los sueños.
Es también, por
tanto, el momento de la reflexión serena porque aún no han comenzado las
dificultades o no ha habido tiempo para que se cronifiquen. Consigamos que los sueños estén al alcance de
la mano, que cada cual sepa quién es y hacia dónde puede dirigirse, con
sinceridad, pero permitamos que los chicos sigan manteniendo la ilusión y la
esperanza de que el fútbol les hace mejores y más sanos mientras disfrutan de
él.
Por desgracia, en
tan poco tiempo, ya ha sucedido, sí, algún niño se ha ido a su casa
llorando. Si esto ocurre, el fútbol deja
de tener sentido.
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