miércoles, 19 de septiembre de 2012

Ingeniero Superior en Estética Futbolística


Por motivos poco claros hay entrenadores a los que podríamos clasificar como de alto perfil (Capello, Mourinho, Benítez, Ancelotti, Scolari) más allá de sus logros deportivos, mientras otros son de bajo perfil, también con independencia de sus éxitos.  A este segundo grupo pertenece el chileno Manuel Pellegrini.  Mientras los primeros reciben todos los elogios de la prensa internacional y tienen sobre la mesa jugosas ofertas (económicas y deportivas) de los principales clubes del mundo, los segundos han de pelear por hacerse un hueco día a día y demostrar cada semana que son válidos.  Los primeros cobran más que sus jugadores, los segundos tienen que sacar a flote deportivamente los barcos que se hunden (como Del Bosque en el Real Madrid, Míchel en el Sevilla, Mel en el Betis o el propio Pellegrini en el Málaga).  Mientras a los primeros les fichan una pléyade de estrellas mundiales arrasando el mercado e imponiendo su poderío sobre el resto de clubes (cuán amargamente se quejan si no llega algún refuerzo), los segundos deben lidiar con lo que haya (aunque no haya banquillo o se venda a Kanouté o a Cazorla).

            Manuel Pellegrini llegó al Real Madrid en la temporada 2009-2010 de la mano de Jorge Valdano ante la imposibilidad de fichar a un entrenador de perfil alto, como deseaba Florentino Pérez.  Llegó al club avalado por el estupendo rendimiento obtenido en el Villarreal, al que llevó a las semifinales de la Liga de Campeones y a un subcampeonato liguero, realizando además un fútbol preciosista y de calidad, únicamente igualado en el mundo por aquel entonces por el Barcelona, el Arsenal o la selección española.  Cuando inicia su proyecto debe enfrentarse a un Barcelona, campeón de todo y con el proyecto de Guardiola a pleno rendimiento.  En pocos días el club vende a dos fabulosos futbolistas con los que él contaba a cambio de un vestuario lleno de esas súper figuras mundiales que tanto gustan a Pérez.

            Por algún extraño motivo, quizás por aquello del perfil, recibió sonoras críticas por parte de un sector del madridismo, en especial los seis o siete columnistas de escasa calidad periodística y menos aún futbolística, así como el entonces director del Diario Marca (omito sus nombres pues no merecen su consideración aquí).  Este panfleto deportivo se dedicó a ningunear al chileno (como hizo su presidente), llamarle despectivamente “ingeniero” (la ignorancia hace que algunos piensen que el fútbol es una cuestión de machos, alejada de los pupitres y del conocimiento) y a perseguirle ante cada mal resultado, que para su desgracia se produjo en muy pocas ocasiones.  Mediada la temporada iniciaron una campaña para encontrar un nuevo entrenador y lanzó una encuesta entre los seguidores madridistas que supuestamente apostaban por aquellos técnicos de alto perfil.  Esta encuesta era una auténtica estafa puesto que los madridistas no lectores de Marca no estaban siquiera al tanto de que hubiera gente en contra de Pellegrini.  El día que el Barcelona ganaba su segunda liga consecutiva, este diario titulaba en grandes letras: “Estás despedido”.  Por supuesto, pocos días después, y ante la sorpresa de buena parte de los aficionados del Real Madrid, Pellegrini era despedido.  El linchamiento continuó cuando se incorporó a la disciplina del Málaga.

            Sin embargo, fiel a su estilo humilde y callado se dedicó a trabajar y a seguir fiel a su propuesta.  Pellegrini no pudo dar al Madrid la calidad que ofreció en el Villarreal ni tampoco la que está dando al Málaga (quizás porque en el Bernabéu solo gusta ganar y ver a gente “que le echa huevos”, lugar donde los buenos tienden a ser pitados).

            El Málaga se ha clasificado para jugar la Liga de Campeones y ayer, en su primer partido, ofreció todo un recital de fútbol.  Ya me gustaría ver a su antiguo equipo un repertorio tal, tanto en número como en variantes, de desmarques, paredes, cambios de orientación, triangulaciones y movilidad de los jugadores durante el ataque estático.  La incorporación de jugadores a líneas posteriores, el trato al balón, el ritmo de juego, el sinfín de acciones uno contra uno forzadas en situaciones de peligro, confieren a este Málaga un lugar entre los grandes del fútbol de calidad.

            Reconozcamos a Pellegrini su mérito (en Málaga es aclamado y adorado por no haberles dejado tirados en un momento crítico como el que sufren) y sigamos disfrutando.

1 comentario:

  1. En efecto. Yo soy de la opinión de que si el entrenador gana con un equipo de un nivel medio y sin estrellas tiene mucho mérito, pero si este gana con un equipo lleno de estrellas como son Messi o C.Ronaldo entre otros para mí y en mi humilde opinión, tiene muy poco mérito. Escritor de The Speedy New

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